PÁNICO AFUERA


En algún momento has sentido alguna de estas situaciones? ¿Te encontraste alguna vez en la sala de emergencias de un hospital creyendo haber sufrido un paro cardíaco, y que al final te digan que lo que tienes es “solo” ansiedad? ¿Temiste alguna vez que dejarías de respirar debido a la tensión de tu pecho o a la respiración entrecortada? Cuando conduces, ¿Sientes temor a quedar atascado en el tráfico, por ejemplo al pasar sobre un puente o mientras esperas frente a una luz roja? ¿Has sentido alguna vez nervios o temor de estar enloqueciendo o perdiendo el control? ¿Has debido luchar contra pensamientos ansiosos que simplemente no se detienen? ¿Sientes incomodidad al permanecer en ambientes cerrados, como en supermercados, salas de cine, al viajar en transporte público o hasta en la peluquería? ¿Sientes nervios e inquietud en situaciones que nunca antes te habían molestado? Sensación de mareo seguida de pánico Garganta y pecho tensos y dificultad para respirar Ritmo cardíaco acelerado y sensación de hormigueo en brazos y piernas Sofocones seguidos de oleadas de ansiedad Preocupaciones obsesivas y pensamientos no deseados Sensación de desconexión de la realidad Temor extremo a que la ansiedad te haga enloquecer Estos son síntomas de ansiedad, por el ritmo de vida que llevamos. el ataque de pánico se desencadena tanto por factores externos - como afrontar una situación que produzca intranquilidad al sujeto- como por los significados que da, en su vida emocional, la persona que experimenta esas circunstancias externas. Experimentar un ataque de pánico es una terrible, incómoda e intensa experiencia que suele relacionarse con que la persona restrinja su conducta, lo que puede conducir, en casos, a adoptar conductas limitativas para evitar la repetición de las crisis.

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