La paradoja amor y violencia
El problema del
maltrato a la mujer no tiene fronteras geográficas, étnicas ni culturales. Está
tan aceptado por la sociedad, que a las víctimas no les ha quedado más remedio
que resignarse. La mayoría de víctimas de la violencia doméstica, no
suelen buscar ayuda médica, psicológica o policial, a pesar de los continuos
ataques de su pareja.
Hay dos enfoques para
buscar el fondo de este problema: uno de ellos es el pro feminista, que basa el
problema en la desigualdad social de los sexos y en el control que el hombre
ejerce sobre la mujer. El otro es el psicológico, y sostiene que la violencia,
es el resultado de experiencias traumáticas sufridas en la infancia.
Pero los
maltratadores no vienen con una señal que los identifique, es imposible
reconocer a la mayoría de ellos en medio de una multitud. "No suelen
mostrar en público ni rastro de violencia y parecen educados, razonables y
agradables".
Después de cada enfrentamiento
el agresor suele parecer mucho más calmado y racional que la mujer. Dado que la
violencia hace más daño psicológico a la víctima, ella suele presentar signos
de enfermedad mental.
En
las relaciones basadas en el maltrato, existe la paradoja de amor y violencia. Muchas mujeres
maltratadas vuelven con su pareja y la protegen. Piensan antes en la
familia que en ellas mismas y soportan todo con tal de mantenerla unida. Otros
postulan que la mujer necesita la relación de pareja para reforzar su identidad
propia y que por eso intenta mantenerla a toda costa. Se trata del conocido
Síndrome de Estocolmo. El opresor se muestra cariñoso y violento, alternando
ambos comportamientos
Comentarios
Publicar un comentario